- Sigue con lo tuyo mientras dura mi rabieta. No me enfrentes haciendo lo mismo que yo (recuerda que tú eres mi modelo),
- Si estabas conversando y te interrumpí, continúa haciéndolo.
- No me mires, eso será un motivo más para prolongar mi rabieta.
- Cuando mi llanto disminuya, invítame a jugar o a pasear, como si nada hubiera pasado.
- No cedas aunque haya logrado cansarte.
- Explícame que estás cansado de oírme.
- Llévame a otra habitación y aclárame que podré regresar cuando me tranquilice.
- No te preocupes, sólo lloro porque soy muy buen actor y sé que es la mejor herramienta para conseguir lo que quiero.
- Es indispensable que tu “no”, sea “no” en todo momento; inclusive cuando haya visitas, estés cansado o fuera de casa.
Lo ideal es que nuestros niños desde muy pequeños conozcan los límites, si por alguna razón no siempre ha sido así es muy importante que asumamos que a medida que los niños crecen las rabietas deben desaparecer y los responsables de que así sea somos nosotros, los papis y las mamis. Por esto recordemos: no cedamos aunque cueste y hasta duela, cuando el niño vea esto comprenderá que no sólo no gana nada, sino que además pierde, pierde tiempo de juegos, alegrías y recompensas. Esto los ayudará a crecer, madurar y nos permitirá a nosotros formar personitas con las que será agradable pasar un tiempo.
FUENTE : MAESTRA JARDINERA
No hay comentarios:
Publicar un comentario